miércoles, 19 de enero de 2011

HOY SERÁ EL DÍA SIN LUZ

Lúgubre y fría oscuridad. Clara se dedica a rasgar las cuerdas de su guitarra acústica en el salón, una de las pocas cosas que es capaz de hacer casi con los ojos cerrados. Una hermosa melodía sale de la "boca" del instrumento que Clara acaricia con la maestría y profesionalidad habituales.

A su lado, el joven Alejando se sumerge en los mundos de fantasía evocados por el clásico instrumento, su perdición en aquella Nochevieja, su amor, el detonante del cambio en su vida, la maravilla de su historia. En la absoluta oscuridad que envuelve aquella sala de Villavieja, la melodía es como un rayo de sol matutino para las amapolas que asoman tímidamente sus cabezas al principio de la primavera. Una melodía revitalizante, alegre y que parece cobrar vida en cada acorde.

De pronto las miradas de los dos jóvenes se cruzan, saltan chispas de esa mirada, hay algo más que dos ojos viendo a sus dos compañeros más fieles. La música se detiene, la guitarra se hace a un lado, dos cabezas se aproximan, un beso, una caricia, amor en estado puro. Ambas cabezas se fusionan embebidas de la pasión que aportan los amores jóvenes (y no tan jóvenes). La mano del chico se desliza por el pálido cuello de Clara, la de ésta busca ahora la fuerte espalda de Alejandro. El beso dura una eternidad, parece que nunca va a acabar, durará lo que dure la pasión, y ésta es inagotable.

La melodía se retoma en el mismo punto donde hace unos minutos fue pausada. La oscuridad continúa. Poco más que esperar se puede hacer. Ahora, Clara decide cantar. Música celestial para los oídos de Alejandro. Tiene cosas que hacer, lo sabe, pero no será hoy cuando las haga. Al final de la canción ambos chicos se dirigen a la habitación. Sus hábiles manos les ayudan a despojarse de sus vestiduras, a acariciarse, a darse pasión a quererse, a formar un solo cuerpo fruto de la unión de los dos.

Pero de pronto.... un ruido capta en parte su atención, la luz ha vuelto iluminando la habitación y deslumbrando a los dos jóvenes. En un arrebato de pasión repentino, Clara da una vuelta en la cama, acciona el interruptor y ......... continúa, indiferente al regreso de la electricidad. Hoy no es el día, hoy será el día sin luz.


P.S. Dedicado a tí, lectora asidua, en prueba de que hay muchas cosas que pueden hacerse sin la electricidad, y de que algunas adquieren sin ella, incluso mayor valor y belleza (si cabe).

11 comentarios :

  1. Ahora quiero que se valla la luz en mi casa, pero con la compañía apropiada claro.

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  2. Cada vez me gustan más las historias de clara y alejandro, esta en particular me ha encantado :) y sí que tiene sus ventajas la oscuridad...

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  3. Jejejejejeeje, me alegra saber que os a gustado a ambas dos personas. Me encanta que os encante.

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  4. Me alegro de que te haya gustado Sasu. Espero poder seguir leyendote por aquí.

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  5. Mmmmm, delicioso relatooo! :) Me ha gustado mucho. Muakss

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  6. Me alegro mucho de que te haya gustado Miriam. Gracias por pasarte de visita. Un beso! Y ya sabes, nos vemos por los blogs.

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  7. Bonita historia, escribes bien Samu. Pasaré a leerte más a menudo que ya me hice seguidor del blog =). Un saludo de un futuro estudiante de medicina.

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  8. Hola David:

    Me alegro mucho de que te haya gustado todo esto. Suerte con esa futura carrera, que es una de las más bonitas que hay.

    Si necesitas cualquier cosa no dudes en ponerte en contacto conmigo (sobre la carrera en Oviedo o cualquier otra cosa). Tienes mi mail y demás formas de contacto en la pestaña "¿Dónde encontrarme?".

    Un saludo y gracias por pasarte

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  9. Ostris... vaya como molaaaa! (esto y los anteriores!!!! )

    Enhorabuena, engancha desde la primera frase

    (KK)

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  10. Gracias Soñadora. Me alegra que te haya gustado el blog.

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